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Grayling da 10 claves de qué no hacer con IA en consultoría de Comunicación

La inteligencia artificial (IA) tiene el potencial de convertirse en un recurso inestimable para los profesionales de la consultoría de Comunicación, pero, como cualquier otra tecnología de rápido desarrollo, es importante que la utilicemos de forma responsable, estemos muy atentos a su evolución y, sobre todo, protejamos siempre los intereses de los clientes.

Como explica Eduardo Fuentes, CEO de Grayling España, “los rápidos avances que se están produciendo en el campo de la IA y la cada vez mayor accesibilidad a una amplia gama de herramientas y aplicaciones de gran calidad disponibles en ese ámbito están marcando un punto de inflexión en muchos aspectos de nuestra profesión. Pero no debemos olvidar que nuestros clientes nos eligen por nuestro criterio, experiencia y profesionalidad. Hoy por hoy, no hay IA que pueda sustituirlos”.

Desde Grayling se apuesta por explorar y utilizar las ventajas competitivas de las mejores herramientas de IA, pero, como con cualquier tecnología nueva, es fundamental hacerlo con precaución. En este contexto, la consultora quiere compartir algunas consideraciones y parámetros importantes a la hora de utilizar las herramientas de IA.

Decálogo de acciones a evitar en el uso herramientas de IA

Para Grayling es importante ser muy prudentes a la hora de explorar la aplicación de la inteligencia artificial al entorno profesional. En base a esto, ha elaborado el siguiente decálogo de cosas que no deben hacerse:

  1. Utilizar cualquier herramienta de IA que se encuentre en Internet. Hay muchas y no todas son igual de fiables.
  2. Incluir en una herramienta de IA algo que no quieras hacer público.
  3. Utilizar información o datos confidenciales de clientes en una plataforma de IA. Esa información podría ser utilizada por la herramienta para generar resultados para otros usuarios.
  4. Cargar datos personales, léase nombre, dirección postal, datos de contacto, información financiera, información sanitaria, direcciones IP, etc, propia o de terceros.
  5. Dar por sentado que los contenidos generados por IA son siempre precisos y/o imparciales. Es fundamental verificar la información.
  6. Utilizar los contenidos generados por IA como única base para la toma de decisiones. Hay que tener siempre en cuenta otras fuentes y perspectivas.
  7. Obviar la correcta edición de, una vez contrastada siguiendo estrictos criterios profesionales, la información que nos pueda facilitar la herramienta que estemos utilizando.
  8. Utilizar plataformas de IA para crear contenidos que promuevan la discriminación o la incitación al odio a personas o colectivos.
  9. Utilizar las herramientas de IA para crear noticias falsas o extender rumores sin fundamento que sirvan para manipular a la opinión pública o dañar la reputación de empresas o instituciones.
  10. Utilizar contenido generado por IA que tenga derechos de propiedad intelectual. Las propias plataformas de IA dejan normalmente muy claro en sus condiciones de uso que toda la responsabilidad recae en los usuarios.

Una gran ayuda si se utiliza bien

Desde Grayling se recomienda utilizar solo las herramientas creadas y publicadas por las principales plataformas tecnológicas como Google, Microsoft / Open AI, Adobe, etc. y, al hacerlo, mantener siempre la confidencialidad de los clientes y proteger la información personal tanto propia como, sobre todo, de terceros.

En Grayling exploramos continuamente esta vía y, en ocasiones, utilizamos plataformas de IA para orientar y ampliar nuestras investigaciones, pero nunca para sustituirlas. Nuestros equipos verifican y comprueban los contenidos generados por estas herramientas. Claramente, ayudan, marcan una nueva era en nuestra profesión, es necesario saber trabajar con ellas y positivo ir incorporarlas en nuestro día a día. Pero, no nos engañemos, son un complemento no un sustituto de un consultor. Al menos, de momento”, concluye Eduardo Fuentes.