Comentario

Claves para trabajar por la igualdad desde las agencias de comunicación

La comunicación es la herramienta más poderosa que poseemos. Las palabras que elegimos, cada frase que construimos, las imágenes que seleccionamos, el canal de difusión que escogemos… tienen un enorme potencial a la hora de influir en cómo percibimos el mundo que nos rodea. En este contexto, no solo los medios de comunicación o las redes sociales juegan un papel crucial, también lo hacen las agencias de comunicación como proveedoras de contenido y fuentes de información que son.

Quienes trabajamos en ellas tenemos la responsabilidad no solo de promover una información veraz, sino también libre de estereotipos sexistas. Introducir la perspectiva de género en nuestra labor es imprescindible si queremos contribuir a un cambio real hacia la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.

Esto implica una revisión y un análisis profundo de nuestro desempeño, del tratamiento que damos a los artículos, a las notas de prensa, a los comunicados o a cualquier tipo de documento que redactamos para nuestros clientes. Algo que no solo contribuye a la construcción de un mundo más equitativo y justo, dándole una dimensión ética a nuestra labor, sino que también tiene su reflejo en aquellas empresas o proyectos para los que trabajamos, ayudándoles a comunicar en valores y a que la sociedad les identifique con ellos.

Poner el foco en la promoción de la igualdad pasa sobre todo por el uso de un lenguaje no sexista. El lenguaje es el vehículo a través del cual las ideas y valores se diseminan en el tejido social. Es clave para visibilizar y promover la igualdad entre mujeres y hombres. Esto implica preguntarnos por qué elegimos ciertas palabras y no otras, por qué les damos un orden u otro y cómo estas elecciones pueden incluir o excluir, visibilizar o invisibilizar.

Buscar alternativas lingüísticas que permitan expresar con precisión nuestras ideas de forma no sexista requiere un cambio de mentalidad y un pequeño ejercicio de creatividad. Acostumbrados como estamos en nuestra profesión en buscar la manera más efectiva para comunicar los mensajes de interés para nuestros clientes, la utilización de un lenguaje no sexista no debería representar mayor desafío. Hay que desmitificar el lenguaje inclusivo desterrando la idea de que es aburrido o complicado. No consiste en incluir símbolos como “X” o “arrobas” de imposible lectura o en desdoblamientos de género excesivos, sino en desafiar nuestras elecciones lingüísticas y adoptar un lenguaje más preciso, creativo y respetuoso.

La escritora María Martín Barranco, especializada en género e igualdad y autora de obras como “Ni por favor ni por favora”, es una referente para cualquiera que desee profundizar en este tema. Sirva como aperitivo algunos principios generales que suelen recomendarse:

  • Uso de género neutro: Utilizar términos y expresiones que no impliquen una distinción de género, como “el ser humano”, “todas las personas”, “alumnado” o “ciudadanía” en lugar de “el hombre”, “todos”, “alumnos” o “ciudadanos”.
  • Utilizar formas inclusivas en términos profesionales y cargos: Emplear expresiones que no asocien un género específico a un cargo o profesión, como “profesionales de la salud” en lugar de “médicos y enfermeras”, o “directiva” en lugar de “director”.
  • Cambios de estructura: Reformular una oración para evitar la mención explícita de género. Por ejemplo, “las personas que participaron” en lugar de “los participantes”.
  • Utilizar ambos géneros gramaticales: Es importante incluir tanto el femenino como el masculino en la comunicación para asegurar la visibilidad de ambos sexos
  • Atención al orden: Evitar privilegiar siempre el género masculino sobre el femenino.

Más allá del lenguaje inclusivo

Además de cuidar el lenguaje, desde las agencias de comunicación podemos integrar la perspectiva de género en muchas otras facetas de nuestro trabajo. Es el caso, por ejemplo, de cuidar las imágenes que acompañan nuestras narrativas para evitar la difusión de aquellas que puedan transmitir clichés sexistas o reforzar los roles de género tradicionales que perpetúan la desigualdad.

También podemos prestar atención a aquellos aspectos donde la representación igualitaria pueda quedar comprometida y aplicar la perspectiva de género a la hora de proponer a nuestros clientes una selección de portavoces disponibles para atender a los medios. Asimismo, en las notas de prensa que elaboramos podemos tratar de incluir en la medida de lo posible declaraciones o quotes de hombres y mujeres de forma equitativa.

Lo mismo a la hora de proponer voces expertas a los medios de comunicación. La baja presencia de mujeres como protagonistas de las noticias y la ausencia de expertas consultadas como fuente informativa perpetúan los desequilibrios de género. Los propios medios son conscientes de este déficit y demandan la presencia de voces expertas femeninas.

En última instancia, comunicar con perspectiva de género no debería ser considerado un enfoque opcional, sino un principio básico para cualquier profesional de la comunicación. No es un capricho ni una moda pasajera, es el camino para avanzar hacia una sociedad más justa, donde las agencias de comunicación pueden tener una influencia transformadora.

Ana Soria, consultora